Género es un instrumento conceptual, una construcción social y cultural que fabrica los conceptos de la feminidad y masculinidad. Muestra un proceso histórico en el que toma en cuenta la situación política, económica y cultural.
Mientras el género es el producto de la construcción socio-cultural, el sexo pertenece a la biológía. Género no es la diferencia entre mujer y varón ni la separación entre macho y hembra a pesar de que los géneros que toma en cuenta el discurso tradicional son “masculino” y “femenino”.
El género es algo performativo: un instrumento que organiza y crea los papeles del hombre y mujer. El género es cómo siente una persona lo que hace, lo que viste, como se identifica ante la sociedad y cómo esta la percibe.
El sexo es lo que los médicos los designan a todos los bebes después de nacimiento. Los diferentes genitales sirven como la base de construir la identidad de género.
No obstante, la práctica sexual no debe ser la totalidad de la identidad de género. La identidad sexual no es el mismo que la identidad de género. Muchas personas creen que el objeto de deseo de una persona indica su sexualidad pero no es así. Por ejemplo: lesbiana no es una identidad de género sino que es una identidad sexual, es decir identificarse como lesbiana no necesariamente es identificarse con lo masculino.
La sexualidad puede ser solo un parte de la identidad de género. Género es un concepto más amplio, por esto es importante cambiar el proceso de construir el concepto de género.
En el discurso feminista Gender Trouble (El Problema del Género), de Judith Butler, la autora ilustra el género como algo con lo que una persona actúa en el contexto del sexo, la sexualidad y el poder de la sociedad.
En su trabajo ella busca el origen de donde viene la construcción del sujeto, de género, sexo y deseo. Su argumento discute el papel del sexo y la sexualidad en construir “lo natural.”
Para la mayoría, se considera el género (las divisiones de roles de género tradicionales) y el heterosexismo como construcciones “normales”, eso es porque en la esfera social se perciben la oposición binaria entre “el macho” y “la hembra”. Es un sistema binario en que solo existen dos géneros que es repetido por el discurso popular.
El hecho de que algunas personas se aparten de las normas binarias de roles de género, no indica su sexualidad: por ejemplo, las mujeres quienes gustan de llevar ropa cómoda y holgada o juegan deportes “masculinos” no necesariamente son lesbianas; solo eligen mostrar su género en una manera diferente de la norma.
La identidad sexual y la identidad de género son entidades relacionadas pero independientes. Deconstruir el sistema binario de género es separar los dos conceptos de género y sexualidad.
II. Expectativas de roles de género y la homosexualidad
¿Qué papel tienen las expectativas de roles de género en la homofobia y los prejuicios sexuales?
En el discurso GLBT y literatura feminista existen dos teorías para explicar dos puntos de vista sobre expectativas de género y homosexualidad. Hay puntos de vista fijos sobre la femineidad y masculinidad. Se cree que solo hay estas dos opciones distintas y constantes. Si alguien no se aviene a estas normas de género en alguna manera—intereses, apariencia y personalidad—se cree que esta persona comparte características de personalidad e identidad con el sexo opuesto. Por eso, mucha gente supone que esta persona sea homosexual.
La teoría de inversión nos presenta con el opuesto punto de vista que el sistema cultural de creencias de género y sugiere que se perciben a las personas gay como “invertidas” porque ellos no se avienen a las expectativas de atracción al sexo opuesto. Este punto de vista niega la existencia de una multiplicidad de identidades de sexo y sexualidad. La teoría presenta la suposición que todas las personas quienes se identifican como homosexual también transgreden las expectativas de género.
La expresión y apariencia de género a veces tienen efecto en la intensidad del homofobia. Las regiones geográficas además de la edad, las creencias religiosas y la educación también afectan el nivel de homofobia en una región. Por eso, la apariencia de género y las exceptivas de género tienen un rol significante en la homofobia y prejuicios sexuales.
Casey realizó un voluntariado en Causana entre abril y mayo de2011:
«Me encantó trabajar en la oficina de la Fundación Causana. Especialmente disfruté la oportunidad de escribir sobre temas que me interesan y mejorar mi español. Todas las personas con quienes trabajo son muy amables y me dieron una calurosa bienvenida a la fundación. ¡Muy lindo haberles conocido!
Aprendí mucho sobre los movimientos feministas y lésbicas en Suramérica cuando busqué enlaces para el programa del radio. Tuve la oportunidad a analizar como son diferentes las actitudes hacías los derechos de las personas gay en los Estados Unidos y en el Ecuador.
También me encantaron los talleres de la fotografía y percusión porque pude conocer la comunidad lésbica de Quito y me relacioné con la gente. Para otros estudiantes quienes vienen, sería chévere si pudieran pasar más tiempo con las comunidades gay en Quito.
Una experiencia muy linda e inolvidable!