1ero de Mayo, 2019
Estamos viviendo un panorama político nacional bastante preocupante. Las medidas que el gobierno ha empezado a tomar para solventar la situación económica del país afectarán visiblemente al trabajo y a la condición de vida de varios sectores de la sociedad. El malestar más grande se encuentra en el acuerdo con el FMI. Ya desde el mes de marzo, los sectores de trabajadores han visibilizado su postura en contra de este acuerdo. Organizaciones como el FUT y el CEDOCUT se encuentran al frente de las gestiones que se han estado llevando a cabo durante los últimos meses.
Este año se vivió una gran muestra de la organización que se ha estado cultivando en estos tiempos. Miles de personas desde sindicatos, organizaciones de la sociedad civil, estudiantes, artistas se movilizaron el día miércoles 1ero de mayo. Con el fin de reclamarle al Estado los despedidos masivos e intempestivos de trabajadorxs del sector público, así como también el ajuste del precio de la gasolina. Ajustes que afectan primordialmente al obrero pero que resultan aún más alarmantes para la mujer del obrero pero directamente también a la obrera y trabajadora.
En este contexto, las feministas de la parte urbana convocaron a un bloque para acudir a la marcha pero lo que vimos, es un pequeño bloque que apenas se podría considerar como simbólico. Es evidente que no acudieron muchas compañeras a la movilización. La pregunta es: ¿Por qué si somos mujeres asalariadas, que muchas veces cumplimos con una doble labor, no podemos considerar que el trabajo y lo que compete a este sector no nos atraviesa como feministas?
Como Koncha Batukada, decidimos marchar junto a las compas de una fábrica textil que se posiciona como CEDOCUT MUJERES. Estamos conscientes de que en estos espacios las mujeres están cumpliendo un papel primordial resistiendo y exigiendo los derechos laborales que se merecen. Estas mujeres que con sus manos van construyendo la sociedad de todxs, quizá no están conscientes del trabajo feminista que hacen, pero en su lucha diaria por subsistir se cuestionan y accionan contra las múltiples trabas machistas que impone el mundo, y más aún, el mundo laboral.
Esta es la situación a la que nos estamos enfrentando. Si ser feminista significa ponderar tu lucha individual sobre la lucha colectiva, preferimos rechazar formar parte de ese tumulto. Ahora más que nunca es momento de cuestionarse el privilegio urbano. Tener conciencia sobre la procedencia del alimento, la mano de obra para la construcción, el personal de limpieza y entender que todas estas personas son mujeres y son TRABAJADORXS. A quienes afectarán las medidas neoliberales son a las mujeres. Mujeres que viven en comunidades alejadas de la ciudad, mujeres que aceptan el trabajo informal en las calles, mujeres que no tienen la facilidad de asistir a una movilización y organizarse.